martes, 1 de junio de 2010

El petróleo puede manar en el golfo de Mexico en agosto

Cuarenta días después de la explosión y posterior hundimiento de la plataforma «Deepwater Horizon» el crudo sigue manando del pozo siniestrado en el golfo de México y podría seguir haciéndolo hasta agosto. Así lo advirtió ayer la directora de la Oficina de Energía y Política de Cambio Climático de la Casa Blanca, Carol Browner, en declaraciones a la cadena NBC. Y es que tras el fracaso -y ya van unos cuantos- de la última operación de BP para sellar el pozo, casi nadie confía ya en que el nuevo método de contención que ayer detalló el director de gestión de BP, Robert Dudley, pueda arrojar resultados positivos.
Por tanto, si las ideas de ingeniería más o menos complejas que nos viene ofreciendo BP siguen errando, la única forma de contener definitivamente el vertido es la de utilizar los dos pozos de alivio que se están perforando, que deberían interceptar el siniestrado e inyectar a través de ellos un fluido más pesado que el petróleo que permita taponar la salida de crudo y sellarlo definitivamente. La petrolera ya trabaja en la perforación de estos pozos adicionales, pero no se espera que estén terminados hasta agosto. Por tanto, la Casa Blanca ya se ha puesto en el peor de los escenarios.
Un gigantesco embudo
Mientras tanto, la nueva estrategia de la compañía petrolera es serrar, mediante submarinos robot, la tubería rota de la que mana el crudo y cubrirla con un gigantesco embudo, fabricado especialmente y a través del cual se trasvasaría el petróleo a barcos en la superficie. Hay que recordar que BP ya intentó hace unas semanas algo parecido, colocando una especie de campana o cúpula sobre la fuga para atrapar en ella el crudo y después bombearlo hasta un buque en superficie. La operación falló en los dos intentos que se hicieron porque la diferencia de temperatura entre el petróleo y el agua del océano provocó la formación de hidratos de metano cristalizados que obstruyeron la parte superior de la cúpula por donde debía salir el petróleo.
Sin embargo, BP asegura que aprendieron de eso y ahora bombearán agua caliente para evitar la formación de gas cristalizado y sigue confiando en que la nueva técnica es el «camino más efectivo para minimizar» el impacto del derrame, según explicó el director ejecutivo de la compañía, Tony Hayward, en un comunicado. Las previsiones de la petrolera son que la «tapa» podría estar instalada en cuatro días.
El fracaso del denominado «top kill» -un intento de sofocar la fuga de crudo con una inyección de lodo pesado- supone un nuevo golpe para la reputación de BP, que ya ha gastado 940 millones de dólares tratando de cerrar la filtración y limpiar el vertido, y que parece haber sido sobrepasada por la magnitud del accidente.
La dimensión de la catástrofe es visible desde la superficie, pero también puede apreciarse minuto a minuto desde la cámara que BP tiene instalada a 1.500 metros de profundidad, donde se encuentra el pozo siniestrado. Un torrente incesante y potente de crudo sigue manando sin control, a razón de entre 1,9 y 3,7 millones de litros, según las estimaciones de la Administración estadounidense. Un cálculo rápido de lo que se ha escapado de la tubería desde el inicio del desastre arroja un resultado para la mejor de las estimaciones de 76 millones de litros de crudo y de 150 millones de litros para el peor de los casos. No obstante, estas son las estimaciones del Gobierno, pero son muchos los científicos que advierten de que las cifras de la catástrofe pueden ser mucho mayores.
Números arriba o abajo lo que está claro es que el vertido supera ya con creces el vertido de 40 millones de litros del petrolero «Exxon Valdez» en el estuario de Prince William Sound, frente a la costa de Alaska, en marzo de 1989. Según dijo ayer la asesora de la Casa Blanca Carol Browner, «hay más petróleo que fluye en el golfo de México que en ningún momento de nuestra historia».
Unos 370 millones de litros
Si se confirmara el peor escenario, esto es, la posibilidad de que ninguno de los métodos de contención dé resultados y el problema no pueda resolverse hasta que se completen los dos pozos alternativos que perfora BP, esto supone al menos 60 días más vertiendo a este ritmo, con lo que estaríamos hablando de unos 370 millones de litros, uno de los mayores vertidos de petróleo en tiempos de paz y, como ya reconoce la Administración Obama, «el peor desastre ecológico de la historia de Estados Unidos».
Una situación pésima justo a un día de que comience la temporada de huracanes en el Atlántico, que la Agencia Atmosférica prevé que sea una de las más activas desde que hay registros.

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