domingo, 6 de junio de 2010

Las montañas que crecen de la nada


Volcanes que surgen de la nada o que entran en erupción lejos de los límites de las placas tectónicas. Montañas que crecen espontáneamente en lugares donde no se las espera. ¿Qué ha pasado bajo nuestros pies para que se produzcan estos drásticos cambios en el paisaje? Científicos norteamericanos afirman que algunas montañas, entre ellas el sur de la Meseta Central española y otros ejemplos del Mediterráneo, pueden crecer por la presión del manto semilíquido de la Tierra, que empuja la corteza terrestre desde abajo. La investigación ha sido publicada en Nature.
«El ascenso y el hundimiento de diferentes puntos de la Tierra no se limita a la ubicación exacta del límite de placas. La actividad tectónica puede producirse lejos», explica Thorson Becker, investigador de la Universidad del California del Sur y uno de los responsables del estudio.
El artículo conecta el flujo del manto con la elevación y el vulcanismo en los llamados «cinturones móviles», fragmentos de corteza que flotan entre las placas continentales. El modelo podrá predecir la aparición de puntos volcánicos en este tipo de zonas, como la Cordillera de Norteamérica ( incluidas las Montañas Rocosas y Sierra Nevada) y los Himalayas.
Detectado por los GPS
Los científicos ya habían relacionado previamente el manto y el vulcanismo, pero este es el primer estudio que propone la conexión con los «cinturones móviles». Becker y su colaborador Claudio Faccenna, de la Universidad de Roma, creen que el manto que se hunde en el límite de las placas fluye de regreso más rápido, empujando la corteza y causando una elevación y un movimiento de la corteza que incluso puede ser detectada por los GPS. Este lento pero inexorable movimiento puede desplazar montañas, tanto gradualmente como por terremotos o erupciones. El estudio ha identificado dos cadenas montañosas formadas casi en su totalidad por el flujo del manto: El sur de la Meseta Central española y el Macizo Central francés.
La teoría de Becker y Faccena se deriva de la interpretación de la tomografía sísmica del manto, que proporciona una imagen de las profundidades de la Tierra como si fuera un TAC, utilizando ondas sísmicas en lugar de rayos X. Teniendo en cuenta que la velocidad de las ondas depende principalmente de la temperatura de la corteza y del manto -las ondas viajan más lentamente a través de la materia más caliente-, los autores utilizaron las diferencias de temperatura para modelar la dirección del flujo del manto.

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