domingo, 6 de junio de 2010

¿Qué provocó el agujero de Guatemala?


Hace tan sólo unos días, la impresionante imagen de un agujero circular gigante que se abrió repentinamente y se tragó tres edificios en un barrio de la capital de Guatemala dio la vuelta al mundo. Al menos dos personas fueron arrastradas a las profundidades. Unas horas antes la tormenta tropical Agatha había azotado la zona y los geólogos que examinaron el fenómeno apuntaron la existencia de cuevas subterráneas bajo el terreno, pero la causa exacta de que se abriera la tierra en un círculo perfecto resultaba un misterio. ¿Qué fue exactamente lo que provocó la aparición de este hoyo mortal? El agujero, de sesenta metros de profundidad y treinta de diámetro, fue presentado como un sumidero o dolina, lo que en inglés se denomina «sink hole», una depresión natural en la superficie causada por procesos kársticos. Ocurre en regiones rocosas formadas por caliza y arcilla que han sido devoradas por aguas subterráneas. Sin embargo, algunos geólogos no están de acuerdo con echar la culpa sólo a la Naturaleza. Aseguran que el agujero es otra cosa, «mucho más peligrosa», en la que ha participado la mano del hombre.
«Sí, se parece mucho a un sumidero», explica a Discovery News Sam Bonis, un geólogo que trabaja en la zona y que ya vivió algo semejante en 2007. «Y una ballena se parece mucho a un pez, pero llamarle pez sería muy engañoso». En su lugar, Bonis prefiere el término «piping feature», algo así como «estructura de tubería» para definir el abismo, una etiqueta menos atractiva, pero una distinción importante. Los sumideros se refieren a áreas donde el lecho rocoso es sólido, pero ha sido destrozado por aguas subterráneas, formando un queso suizo geológico cuyos contornos son casi imposibles de predecir.
Un terraplén de piedra pómez
La situación en Guatemala es, según Bonis, bastante diferente, y más peligrosa. La mayor parte de la ciudad está construida sobre un terraplén de piedra pómez, como partículas de grava depositadas durante antiguas erupciones volcánicas. En algunos lugares, los desechos se amontonan sobre casi 200 metros de espesor, llenando lo que de otro modo sería un valle en forma de «V» sobre un lecho de roca. En el fondo, hay más piedra pómez.
Hace tres años, un agujero similar se abrió después de que una tubería de aguas residuales se rompiera a tan solo unas cuantas calles de dónde ocurrió el desastre del pasado fin de semana. Bonis formó parte del equipo científico que participó en la investigación. «Advertimos de que esto podría suceder de nuevo», señaló. Y así ha ocurrido. «Cuando el agua fluye de la escorrentía de aguas pluviales, el alcantarillado o cualquier tipo de corriente fuerte, carcome el material del suelo. No sabemos cuánto tiempo puede pasar antes de que éste se derrumbe. Pero una vez que se inicie el colapso, Dios nos ayude».
La ciudad de Guatemala acoge a 3 millones de habitantes -casi 1,5 viven en el centro-. El geólogo apunta que llamar sumidero al agujero, un fenómeno relativamente común en Florida, Texas, Alabama y otros estados de Norteamérica, distrae de una peligrosa situación que debería ser solucionada con una mejor infraestructura para las aguas residuales y la escorrentía de la ciudad. «No me gustaría estar en el gobierno en este momento», confiesa Bonis. «Hay muchas posibilidades de que esto ocurra de nuevo en cualquier lugar de la ciudad».

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